martes, 7 de octubre de 2008

Alianza Anticorrupción Argentina: La Oposición Celestial




"La participación de Giustiniani en la Convención de Córdoba colabora para que se puedan elaborar espacios comunes entre fuerzas políticas no corruptas para 2009 y 2011"

María Elisa Avelina Carrió, santa, 5 de octubre de 2008.


El proyecto de alianza electoral que parece aglutinar al radicalismo, el socialismo y la CC no hace más que ratificar cuál es la dimensión que la oposición le da a la política: si la corrupción es el parteaguas a partir del cual se diseña la coherencia de los agrupamientos políticos, lo que en realidad se está planteando es la despolitización de la escena política.

Despolitización que es la preferida por los poderes conservadores que ven con agrado a un Estado gerenciado mínimamente en base a un discurso neutro y generador de artificiales consensos que dejan afuera a los desprotegidos de siempre.

Unión de fuerzas políticas no corruptas: la no corrupción como el núcleo aglutinante de un proyecto político implica la deliberada sustracción de las nociones de derecha-izquierda, liberación-dependencia, para en su lugar situar un sagrado y metafísico consenso eterno, una inmutable paz social que sepulte toda intención de concebir a la política como un campo heterogéneo, complejo, dinámico, con numerosos intereses populares en pugna, con mvilización popular y protesta, con magros episodios violentos absolutamente posibles dentro del amplio juego democrático.

En este boceto electoral que prepara un sector de la oposición (el más tradicional y profundamente antiperonista) vuelven a confrontar las antagónicas concepciones de democracia que históricamente enfrentaron al peronismo con la partidocracia institucional (de derecha a izquierda). Aún desmovimientizado, el peronismo sigue siendo la identidad política que interpela a las férreas formas republicanas del sistema político, y que motiva que se lo acuse de "autoritario", "populista" o "hegemónico".

En ese angelical principismo republicanista y moral en el que se asienta "la política" de la oposición, se esconde la más aviesa hipocresía: aquella que ordena un respeto prioritario e irrestricto de las formas institucionales de la democracia a un pueblo absoluta y literalmente cagado de hambre, que mira perplejo cómo esa concepción vacua de democracia tiene tan poco que ver con lo que para ellos debe la democracia ser: algo más que el respeto de la legalidad y votar cada dos años.

Urge decir que con todas las contradicciones y los cuestionamientos que se puedan hacer, ha sido ( y es) el peronismo el único partido que cotidianamente ha intentado (en muchos casos sólo por obligación histórica) atender de manera real y efectiva, con los recursos disponibles (insuficientes muchas veces) las más acuciantes necesidades de los más pobres ( me refiero a cosas tan esenciales como entregar una caja de comida para que una familia pueda ir tirando y comer por lo menos una semana más). Cualquiera que haya militado en la base barrial o villera entiende a lo que me refiero.

Allí sigue residiendo una de las causas del voto al peronismo (que tanto encrespa a los bienpensantes de escritorio): en la lejana incomprensión/desprecio de unos, en la presencia concreta de otros.