jueves, 22 de enero de 2009

La Vara que se Quiebra bajo el Agua


¿Qué ves cuando me ves? Comprender la política y actuarla eficazmente compromete a la tarea diaria de disolver la ilusión del microclima (la ideología, la rosca, la interna de la línea interna, la reunión partidaria-comiteril, el folklorismo consignista de plenario). Un ambiente que prisioniza la mirada, la embota. La desvía. No es fácil abstraerse asépticamente de lo microclimático dado su inherencia al quehacer político, pero en la virtud de no embriagarse con el elixir de las cantatas y los catecismos reside en buena medida la posibilidad de visiones más ajustadas a la realidad.

Se habla de lo que dijo Perón. Las aparentes definiciones tajantes, “la bendición al proyecto montonero”. Corrijo: lo que se quiso entender. Pero muchos todavía me dicen: “Y, con lo que dijo Perón en Actualización doctrinaria, cómo no queres que la jotapé se haya cebado!” Y yo contesto: que de Actualización política y doctrinaria para la toma de poder no se deduce un Perón guevarista, franzfanonista, o hochiminhista.

La conjunción de la figura de Perón con los textos emancipatorios que regían el clima de época como parte de una “natural” construcción teórica no estuvo a cargo de Perón, precisamente.

Más que entender lo que Perón dice, los entrevistadores se afanan en lograr que el líder diga lo que ellos quieren escuchar. Es notorio. Cada pregunta busca que Perón se asuma como ideológicamente revolucionario a la usanza sesentista. Algo que nunca iba a suceder, ni debía. Cuando habla de revolución, Perón la llama nacional, justicialista, la fija en lo ya acontecido en el pasado e interrumpido en 1955. No postula la adopción de ningún paradigma revolucionario preexistente. El peronismo funda su perdurabilidad, su supervivencia, su popularidad y su éxito en la carencia de paradigma.

Pero Solanas busca definiciones, “titulares de tapa”: Argentina será Cuba, Vietnam o Argelia. Perón abraza el neoleninismo. Pero no. Perón dice: “Nuestras banderas de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política son inamovibles, POR LO MENOS POR UN LARGO PERÍODO DE NUESTRA HISTORIA serán inamovibles. Luchamos por eso (…)

Situado en 1971, Perón linkea a 1945-1955, al pasado nacional, y no a La Habana 1959, a Argel 1962 o a Hanoi en la víspera.

Conceptualmente y políticamente (ideológicamente), Perón es coherente: dice lo que dijo siempre, no hace ninguna pirueta de ocasión. Conducción, estrategia, organización, táctica, liberación. Una cosmovisión de la política. Propia. Inamovible.

Releo aquel reportaje-película del grupo Cine Liberación y sigo captando las mismas sensaciones. Perón desgranando sus conceptos medulares. Aquellos forjados entre clases en la Escuela de Guerra, la estadía italiana, una pertenencia militar pero no aristocrática. Los apuntes de la historia militar en el origen de la experiencia política, para luego concebir los textos fundacionales, los erróneamente desdeñados por la tendencia revolucionaria. Porque el clima de época ordenaba pensar que Perón encabezaría la toma del Palacio de Invierno. ¿En que octubre se pensaba? ¿Cuál era la base práctica de aquella teoría?

Y sin embargo se sigue escuchando: “¡Vos viste lo que dijo Perón en Actualización Doctrinaria!”.

Solanas-Getino, desesperados. ¿Pero el justicialismo es socialista, socialista “de verdad”, no General? Natural, m´hijo. Socialista en cuanto la justicia social es la bandera irrenunciable del proyecto nacional. ¡Pero la puta madre! Otro link al ´45.

¡Pero nosotros queremos Cuba, General! Pero m´hijo, ud. que quiere, ¿paradigma dogmático de la revolución o revolución nacional justicialista? Esteee…

Lo interesante del reportaje es que anticipa algunos de los luego crecientes desencuentros entre Perón y la izquierda peronista: Perón explica la centralidad de la conducción en el movimiento. Solanas pregunta si la llegada de un nuevo conductor NO ESTARÍA REÑIDA con el proyecto de una organización revolucionaria. Perón contesta que no, que el conductor siempre necesita a la organización. Solanas-Getino insisten sobre la imprescindibilidad de la orga(nización). En la persistente pregunta de Cine Liberación se esboza el desajuste interpretativo de Montoneros: el menosprecio de la figura del conductor para en su lugar colocar la hegemonía de la orga vanguardista.

¡Pero m ´hijo , esto es un movimiento nacional, no un partido de clase!

En el 1971 madrileño se preludia el 73-74 argentino.

En Actualización…, Perón cita a Mao, menciona a la revolución rusa…pero tan sólo a los efectos operativos, ejemplificatorios de una modalidad de la acción política, y no para adoptar contenidos político-ideológicos de esas experiencias como propias e incorporables al peronismo. El clima de época parece haber conspirado contra el entendimiento de estas cuestiones.

Cuando se homologó a Perón con Guevara, Ho Chi Minh o Mao y se lo colocó en el Olimpo equivocado, ay, ay… no fue el propio Perón quién eligió situarse allí.

La juventud maravillosa quería Marx, Lenin, Fidel, Fanon, Giap, Camilo Torres.

Perón habló de la concepción justicialista y mentó otras bibliotecas menos taquilleras: Licurgo, Bonaparte, Ibáñez o Rojas Pinilla, Von der Goltz,  Toynbee, Helder Cámara.

Pero cuando vemos lo que “queremos” ver…

¿En que parece haberse sustentado “la traición” de Perón, la no opción por la izquierda peronista; aquello que se ha transformado en la interpretación oficial de un irresponsable bonassismo que vilipendia la figura de Perón porque “al final era de derecha” (¿no suena familiar?), “un maquiavélico aprovechador de jóvenes idealistas que querían la revolución”, discurso que abonó malamente el terreno de la disputa ideológica para desprestigiar al Viejo, simplificando el tema Triple A a costa de muchos otros silencios que involucran los numerosos “muertos en el placard” del montonerismo?

Un discurso oficializado que cierto peronismo de izquierda devenido hoy en progresismo pontífice que imposta virginalidad, atesora como la más preciosa verdad histórica. Ese discurso resentido que define a Perón como traidor tiene un pueril origen: el hecho de que el Viejo no haya aceptado la biblioteca (“nuestras lecturas”) revolucionaria neoleninista sesentista. Perón no se unió al microclima. No acató “nuestras ideas”, las que asimilaron infantilmente a Argentina con Argelia. Solanas y Pontecorvo en el mismo programa cinematográfico e histórico. Una errada función  en continuado.

Todo lo que “no decimos” para no ser “funcionales a la derecha”.

Acabo de ver el rostro de la hipocresía más miserable y ruin. Es el de Bonasso.