jueves, 16 de abril de 2009

Éxodo (Going to the Conurbano)

Muchacha Peronista de los Setenta: Te cuidamos y defendemos. Marchando con la boletita del PJ...


Revelador este desembarco masivo de “estrellas” hacia la modesta escenografía del canal 26.

Grossos del periodismo político: Grondona, Lanata, Leuco, Clara Mariño se apiñan para dar la batalla electoral en el decisivo conurbano, ese universo cincelado con complejas gamas de subjetividades, intereses, con sus intersticiales Cordones. ¿Sabrán ádonde se meten?

Son los Adelantados que buscan hacer pie, evangelizar el territorio de la barbarie, fronterizo, ese persistente Matadero echeverriano.

Lanata podrá actuar como el educador de masas que siempre creyó ser.

El otro día lo veía entrevistando a Aníbal Fernández, y pensaba: cuánto debe añorar Lanata que vuelva el menemismo, esos buenos viejos tiempos donde para él las cosas estaban tan claras. Esa época donde no era necesario hablar de política, porque todo era narrado como un “gigantesco y perenne caso de corrupción” (tarea para el hogar: repensar el menemismo para no malversar al kirchnerismo).

Aníbal es un todo-terreno, un entrañable colocador del cuerpo que se ganó un lugar en el panteón kirchnerista: como el Chivo Rossi, como Alberto, como El Mono, como Pichetto. Tipos generosamente consustanciados con una ética de la responsabilidad no exenta de convicciones: los tipos que hacen que un gobierno funcione, y que hacen más palpable el ridículo que habita en los caprichosos dilemas de un Bonasso o una Vicky Donda. ¿Por qué no darle, entonces, a Aníbal, la todavía acéfala Jefatura de Gabinete?

Con Lanata pasa que se le nota la capitis diminutio política a la legua: su campo visual e interpretativo sólo le permite ver la política como instrumento para el delito de enriquecimiento ilícito.

Lanata fue, y es, uno de los mentores de la antipolítica, esa antipolítica que el kirchnerismo vino a cuestionar y poner en crisis con una agenda política restaurada: empleo, sindicalización, jubilaciones y derechos humanos para socavar la “épica del funcionario corrupto” fogoneada por el lanatismo moral.

Esa fibra íntima tocó el kirchnerismo, y nació el vómito antikirchnerista a cargo de periodistas independientes que no toleraron “el choreo” de las banderas históricas del progresismo, tan declamadas como incumplidas: ahí descubrieron con horror, que el peronismo también encarnaba al único progresismo posible, y como todo se volvió intolerable, hablaron de “soberbia” y “crispación”. El verso amargo que nace de la garganta del desesperado.

Ahora, “bajan” a canal 26 para educar al soberano a base de Margaritas Stolbizers, Federicos Pinedos, Gerardos Morales, Ricarditos, Colos, y Coboses. Faltan Magdalena y Nelson Castro “bajando” a Crónica TV, y estamos todos.

A mí también los antikirchneristas me tienen re-podrido.