viernes, 8 de enero de 2010

Marquesinas Parpadeantes en el Sunset Boulevard

No sería injusto que a esta altura del campeonato y con la boutade redradista promoviendo un estío violento, Cristina haga un uso político antipático de los derechos adquiridos que ella y el marido tienen sobre la política económica que les es propia. El superávit fiscal es un  Kirchner lo hizo”  grande como una casa y resulta bastante esquizo escuchar a Solanas y Carrió hablar de la intangibilidad de las benditas reservas como si ellos mismos las hubieran forjado. Lo del ex cineasta ingresa en el desfiladero de lo nefasto cuando en la base de su debacle argumental está la “deuda fraudulenta” como razonamiento paleozoico irreversible. (Solanas es práctico y se ocupa de cavar tumbas “a la izquierda” del kirchnerismo.)

Felipe Solá, un tipo que sabe de política, explicó hace unos días cómo se reparten los derechos intelectuales del modelo económico imperante que comparten Duhalde y Kirchner: en el manejo autónomo de la economía, Kirchner voló más alto.

Ergo, Néstor y Cristina tiene el usufructo del egoísmo político frente al salmo dorado del artículo noveno de la carta orgánica del BCRA. Esto es economía y política, no autarquía e instituciones; en realidad, se trata de un viejo desencuentro gramatical que determinó cada vez con más elocuencia, a medida que la política se caía a pedazos, qué grupos políticos llegaban antes a la comprensión y asunción de las representaciones que son popularmente solicitadas, y qué grupos no.

Redrado es uno más en la fila de los que quieren  llevarse algo de leña del kirchner caído, crear un insólito redradismo de base que crezca desde las cuevas del personal del BCRA hacia la ciudadanía. Un disparo en la noche con el arma descargada. Redrado, esa joya técnica que legó la orfebrería estatal menemista, en vez de presentar una humilde, lisa y llana renuncia, se reunió con la oposición para impostar un poco (como si ocupara un cargo electivo), como para hacer aún más creíble que desde 2004 fue un aplicado alumno de contabilidad kirchnerista que hizo cada uno de los deberes que le encargó el almacenero de Río Gallegos, operaciones, intervenciones y transferencias sobre el mercado de cambios mucho más arriesgadas y temerarias que esta modesta afectación de reservas para garantizar el acceso al crédito internacional que aparece como parada obligada para cualquiera que quiera presidir la nación.

El gobierno necesita guita para afrontar la estrategia política en el terreno económico: la puja de fondo es quiénes y cuándo van a hacer el ajuste que la economía necesita. Porque después de ocho años, hay que ajustar.

Por eso pedíamos un peronismo de derecha, pedíamos un Lole presidente para ayudar a hacer menos cruel la travesía por el desierto, porque hay que ajustar. Por eso Cobos pide, como en los juegos de niños, otra oportunidad, y que no lo espejen en DLR.

El problema es que, después de 2001, no se puede ajustar. El pobre estructural no quiere salir a saquear. El carnicero no quiere que le revienten un comercio que no tiene asegurado. El macizo militante fauno no quiere ser rueda de auxilio. Y el gobierno no quiere cortar el gasto público. Yo creo que si asumimos el grito antiK que dice que NK tiene pocas convicciones, una que sí tiene seguro es la de no cortar el gasto (aunque su direccionamiento esté descalibrado, lo que se discute acá es que haya o no gasto) porque en 2001 más de la mitad de la población estuvo bajo la línea de pobreza. Un drama para la oposición que no quiere estrenarse en 2011 con malas noticias. Porque hay que ajustar.

Kirchner piensa que El Calafate puede ser un sucedáneo de Puerta de Hierro. Yo no sé, pero pido que la mayoría de los altruistas que imperan en las orillas de la política no se frustren porque la discusión posible de la economía esté entre ajustar o no, entre forzar que se haga antes de 2011, o después. Que no se frustren porque no se discute un plan de desarrollo nacional o la planificación agroindustrial. Ningún sector de la política está en condiciones de pujar por algo más que evitar cargar con el muerto del déficit fiscal. Y en este rubro, como dijo el gran cuadro que es Felipe, Kirchner voló más alto.