martes, 14 de diciembre de 2010

Mono Cromo

Está pesada la calle. Verbalmente. Aprieta. Se dicen palabras que repican contra los cordones que sellan el pavimento. Pueden ser los ramalazos del calor, o las fauces del conato navideño, el licuadito monetario, o la gráfica del Alto Palermo que nos presenta a Kim Basinger. La paz social del shopping, algo para valorar, aunque no alcanza.

 

Ha pasado otras veces. Hay huellas que se repiten en todos los ciclos políticos: con el crepúsculo viene el cansancio. La distracción. Un vaso que se nos cae de las manos, se rompe y no sabemos como. El accidente. La falta de timming. No se ganan las divididas. En tenis (el deporte más bello y más ingrato del mundo) es cuando no te corre la bola, perdés aceleración, se comienza a reiterar el grafitazo. Eso que nos fastidia cuando vemos que Federer empieza a enganchar con el revés, cada dos bolas una afuera. En el tenis, eso te puede hacer perder el partido. En política, perdés poder.

 

Nadie dijo que 2011 sería un año de transito rápido. Todos los que hacen análisis político saben que con los últimos días de enero se termina el boom estival, y también, el período de inmunidad por viudez. Y créanme, chicos, que Cristina no va sostener el viento de cola político creando el Ministerio para la Liberación, o la Secretaría para la Redistribución del Ingreso. Digo esto porque veo mucha indignación impostada. Mucho estómago sensible, mucha náusea intelectual ante el furibundo avance en oleadas de la realpolitik. Muchos que amenazan encadenarse a su ego, porque, no sé, porque Cristina unió su voz a la de Reutemann a través de una línea telefónica. Muchos que amenazan con cercenarse las venas si no “se profundiza el modelo”. Cercenatelás, macho. 2011 es bilardismo decisorio puro y duro.

 

Es lo que hay: punteros del progresismo kirchnerista, de la banda de Filmus, que no saben cómo se hace una toma de tierras. Y del otro lado, el barrabravismo municipal punterista de la banda de Macri, que no sabe como carajo hacer la contención inicial, la más importante para evitar el desborde. De ahí para arriba, asistimos al bazar amateurista de funcionarios autistas que sólo atinan a reducir el margen de costo político a pagar, y que así consideran que se lo endosan al otro. Lo que pasó en Soldati, sólo podía pasar en la Ciudad. Y así fue.

Porque, ¿sabés cuantas tomas de tierras se hacen por día en el país? Muchas, porque la cuestión de la vivienda en la Argentina es un drama, y no sólo para la negrada. Salvo que creamos que la mayoría de los que habitan “el campo popular” ganan las 9 o 10 luquitas que te permitan ir con un tubito de oxígeno al crédito hipotecario. El otro día hablaba con un guacho que fue empleado bancario, un compañero que aguantó los trapos en el pintoresco Banade, un cumpita que le tiraba bolitas de acero a la montada en el marchón de la multipartidaria contra la dictadura, el ´82, y me decía, nene, Lucianito querido, ahora son todos chantas, que verso ese de hacer una marchita pedorra bajo el trademark “el hambre es un crimen” u otras boludeces, acá hay que marchar por cosas concretas: pedir por la tasa de interés, loco, y se termina la inflación, esta pendejada kirchnerista boludea mucho, la épica que tienen que pedir es contra el spread bancario, los bancos la siguen juntando en pala y no hay crédito para comprar el rancho propio, acá el único que dio a tasa baja y para todos, vos lo sabés, nene, fue Perón.

 

Está dicho: los punteros de hoy no son los de antes, y menos en la CABA. Porque si bien no hay un manual de instrucciones, todos sabemos cómo se debe hacer una toma de tierras, porque una toma nunca es espontánea, no es el mito del pueblo que cincela su liberación desde el fondo de la historia. A la gente hay que cebarla y organizarla. El primer contingente que entra a la ocupación es clave. Y acá la banda filmusiana hizo todo mal.

 

Genealogía de una ocupación de tierras en el Conurbano: podríamos dar clases, montar una consultora política ¿no? y que toda esta truchada militante aprenda un poquito, con una premisa básica: no te cagués en la gente que llevás a ocupar. Un puntero retirado, un compañero avejentado por los rebencazos de la vida, me decía que la toma se charla con el Estado: se toman tierras fiscales, no terrenos privados o en uso. Se toman tierras abandonadas porque a una situación conflictiva como la ocupación, no se le pueden agregar conflictos aledaños. Pero claro, este anciano puntero había estudiado el tema, se asesoraba, racionalizaba la acción que iba a realizar, y además de todo eso, leía a Perón. Porque ahí está todo. Es un salmo: no causes un conflicto que no puedas encauzar, porque el desborde será castigado. Lo tenían tatuado en la mente.

Se toman tierras fiscales, para después facilitar la compra del Estado y la posterior adjudicación y escrituración. Los punteros que comandaron la toma deberían saber que un parque público no puede ser loteado, que de ahí los van a sacar. En el Conurbano las tierras tomadas son las que se van entregar, porque hay que pensar un poquito loco: una toma se dialoga con el Estado, no se hace de prepo. En el Conurbano, mientras la ocupación se hace, ya está bajando el Municipio al lugar, meten el trailer sanitario, llevan bolsas de morfi, y se empieza a censar. Después cae Viales  o los Argentina Trabaja y hacen la nivelación del terreno, se va ordenando el quilombo. Una toma de tierras siempre va negociada, no es una lucha de clases. La base de todo eso es tomar un territorio tomable, porque sino va a haber goma. Como hubo. Porque te digo, acá en el conurba, yo me acuerdo de tomas mal hechas (pocas): una vez se quisieron meter a un terreno baldío de varias hectáreas perimetrado que rodeaba a unos monoblocks, y los sacaron cagando todos los vecinos. Era una risa, los negros saltando la reja y no les daban las patas para correr, y lo vecinos (tan negros como ellos) los corrían de caño, tiraban al cielo al grito de vayan a laburar, hijos de puta.

Lo veíamos por tele al gorrita que punterea para Filmus meta que Macri esto, Macri lo otro, y el puntero anciano me miraba y hacía gestos con la cara, parecidos a los que hacía Olmedo cuando frenaba el sketch y miraba a cámara, sacaba los dientes superiores para apretarlos contra el labio inferior y ampliaba los ojos para que se viera la mayor blancura del globo. Que la politiquería la haga Filmus, me decía, este pibe tiene que hablar de la toma, dar tranquilidad y hablar del acceso a la vivienda, contar como vive esa gente; este pibe es responsable por la gente y ya tiene tres muertos, no por los políticos. Pero eso lo están haciendo Canal 26 y Crónica, le digo y me dice sí, sí y nos reímos. “Si sos responsable político frente a la gente que llevás, tenés que saber también que Macri no usa toda la capacidad instalada del Estado, porque no quiere y porque no sabe. Y vos le tenés que cuidar el culo a tu gente.”

 

Evaluación de costos políticos: Macri seguro, pero también el gobierno nacional, porque retrasó la entrada en escena para ver si podía sacarle jugo a las piedras, y en el interín hubo tres fiambres. Cristina venía bien con el pacto social, pero esto no ayuda. El gobierno nacional tiene más que perder que Macri, porque, aunque sea de un patetismo político lamentable, Macri se aferra discursivamente a ese 35% de electorado cautivo. Por eso Macri va a ganar las comunales, y porque después de 10 años de progresismo partidario gobernando, tiene hándicap para ir por 10 años propios. Pero el gobierno nacional demoró su entrada y garpó. Garpó, loco.

 

Ahora se escucha alto chamuyo, oriundo de la factoría progre. A esta izquierda cultural que banca al gobierno, y lo hace mal, habrá que decirle que si quieren conspiraciones de alta gama que vayan a ver Ghostwriter, la última de Polanski. Quieren vivir el sueño de los justos, y ahora están deprimidos porque palmó Néstor, porque Cristina “se derechizó”. Yo creo que Cristina hace bien en regalarles estatuitas de la pirámide de mayo para entretenerlos, de organizarles festivales con los fósiles musicales de la primavera alfonsinista y con esa mentira bienpensante del hermanismo latinoamericano que es Calle 13. Ellos necesitan mantener el reconocimiento neurótico y el ego en alto, y está muy bien. Yo prefería que no contraten a ninguno de esos muertos, y le pusieran una suculenta tarasca a McCartney. Macca en la 9 de julio. Eso es nacanpopismo.

 

Alto chamuyo para apelar al chingui-chingui de la desestabilización, Duhalde. Y la verdad es que invocar este argumento de Duhalde (tenga o no verosimilitud) significa que estás cagado. Que se te escapó un poquito y lo tenés en el calzón. Es muestra de debilidad, imperdonable electoralmente. De miedo, de desconcertación. Es autismo velado, es atajo politiquero. Es apartase del timming que requiere una lectura callejera. El golpismo duhaldista es la vedette conceptual de la progresía, de los radicales; nosotros no, eh. Un gobierno peronista se la tiene que bancar, y no llorar porque le pegan. Que pasa, qué pasa, que está lleno de maricones el gobierno popular. Así no ayudan a Cristina. Lo imperdonable no es que Aníbal y Alak avalen la desmesura federica, lo imperdonable es que dos mazorqueros con palmarés y prontuario, dos tipos todoterreno, hablen de la conspiración duhaldista, del drama clientelar y de la xenofobia para despegar del quilombo al gobierno, con el mismo amateurismo que sólo puede encontrarse en el exangüe panel de 678. Este hecho los condena a la tacha de infamia: Aníbal está muy jugado, perdió tiempismo, está cansado, ya está. Con argumentos de llorón radical no, no se puede.

Porque lloran. Una vez hubo inundaciones, sacaron a los funcionarios a la calle, a colaborar con la evacuación. Un radical, un cuello duro que cortaba el bacalao en Ceremonial, no quería ir. Tenía miedo, decía. Tenía que subirse a un colectivo, junto con unos bultos de Prestopronta, unos packs de Villavicencio y unos ladrillos de falopa y asegurar la entrega en una escuela con evacuados. Era el mismo radicheta que en condiciones normales se subía al ego del cargo y montaba escenas de escabrosa comisaría política o de diva loca desenlechada. Y ahora lloraba y no quería subir al colectivo. Entonces se le acercaron un par de muchachos que lo fueron cuerpeando amablemente hasta un rincón del playón. El cuello duro se fue al piso rápido, cobró. Quizás de más, es cierto. Lo pateaban bastante en la cara, hasta que se hizo el mítico charco de sangre. Los muchachos le seguían dando, se reían, le decían tu jermu no te reconocía la pija, ahora tampoco te va a conocer la cara, y le hacían una cirugía estética a suelazos. Cuando me vieron a mí, pararon. ¿Querés venir a pegarle vos, Luciano? y esperaban que fuera. No, péguenle ustedes, les dije, y me fui. Los que ahora plantean el terror de Duhalde me hacen acordar a este llorón; y creo que muchos funcionarios y fans del gobierno, merecerían que los caguen a palo del mismo modo. Por el solo hecho de querer cagarse (ellos) en la gente. Por la falta de  seriedad con la que hacen política.

 

Pero paremos acá, que me revienta la casilla de mails. Amigos, familiares, militantes, fanas de la política, blogueros kirchneristas y peronistas, compañeros cuentapropistas: escribite algo, Luciano. Escribí, hijo de puta. Veo mucha ansiedad en los mensajes: me explicás que mierda hace Cristina, murió Néstor ¿y ahora?, no cazo una, esto es un quilombo, ¿qué hago con la guita? ¿compro dólares o una cochera? ¿va a ser Cristina?, no le pueden dar la Federal a HV,  gasté 63 pesos por un kilo y medio de milanesas de pollo y tres cuartos de carne picada, Macri es un desastre ¿va a ser Scioli?.

La muchachada quiere saber, y es lógico que ya no encuentren respuestas confiables en la gran humareda del periodismo oligarca, del progre y del nacanpopero. La gente quiere que le tiren la posta, que amaine el verso. Calma, compañeros.

 

Y ese es uno de los problemas que deberá afrontar Cristina: cuando caduque el plazo de gracia, habrá que sostener los votos del peronismo con gestión. Cada error de la viuda, se va a cotizar en bolsa. Por eso, es necesario una purga ministerial y como dijo el morocho de oro de la blogosfera, que vengan los profesionales, sean de izquierda o de derecha. Tipos que se tomen la política en serio. Porque la calle está pesada, y en la volteada caen todos.

Políticamente Cristina se enfrenta a una fase microquirúrgica: el kirchnerismo ya tiene ocho años. Ya es cada vez más difícil echarle la culpa de las cosas que pasan en el país al neoliberalismo, a Menem o a la dictadura. Y va a ser cada vez menos aceptable socialmente ese argumento, aún cuando sea verosímil. Y va a quedar al desnudo que si el kirchnerismo hizo cosas positivas desde 2003 hasta acá, esas cosas tampoco cambiaron de manera cualitativa la vida de mucha gente. Esto hay que aceptarlo con humildad, sería lo más inteligente a la hora de la propuesta peronista para el turno 2011- 2015. El kirchnerismo tiene sus miserias: las reparaciones fueron paliativos para que la olla a presión no estalle. El plan federal de viviendas, un paliativo. Lo demuestra ese negro que se tira en palomita del tren que pasa por el Parque haciéndole el salteo a la Gendarmería, y cuya plasticidad estética nos recuerda aquel gol de Aldo Pedro Poy en el nacional 71 o aquella más rústica de Luque en la transa peruana del ´78.

 

La AUH, un paliativo. Son avances. Pero mientras sean paliativos, son facturables electoralmente. Tienen potencialidad regresiva a los ojos del pueblo. Y si esos ojos ven fragmentación laboral, ineficacia de la asistencia social que no permite una ciudadanía social de cierta estabilidad, eso en el tiempo, genera consensos complejos, brechas culturales irreductibles, bronca. Y no va alcanzar con indignarse o “no estar de acuerdo”; porque es tan real que el que va a toma tierras está jugado y en el fondo de la tabla (y desde el 2003, nunca salió, eh), como que el que vive en un monobloc y cobra 3 lucas de sueldo no tiene porque bancarse (por tener “un poco más”) cualquier cosa. Además de hipócrita, pensar así hizo que a muchos países les fuera muy mal. Esos consensos complejos, van a crecer en el tiempo: y la política, más que cuestionarla, va a tener que actuar sobre esa realidad. Ayuden a Cristina: a los que usurpan cargos en nombre de la buena conciencia y el oportunismo, los que avivan el verso nacanpopista de pico, tengan honor y váyanse. Porque no da para más. Porque se necesitan tipos que hagan política en serio, en  un momento serio. Porque el viaje de egresados se hace en la adolescencia.